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Relato erótico - El Carioca

  • Foto del escritor: Laura Guardincerri
    Laura Guardincerri
  • 9 mar 2022
  • 3 Min. de lectura

Mi última noche en Río de Janeiro, a solo 15 hs de pegar la vuelta para bs as, lo conocí. Me prendo solo de recordar la noche, imaginen lo que fue vivirla ...

El llegó tarde a la cita, con una boina y una sonrisa que nunca se borró. Falamos en portuñol por horas en un bar.

Hubo una anécdota que narró, que al escucharla, creo que tuve un orgasmo mental ...

Me contó que: una sola vez le habían robado en Río, un adolescente que le sacó el celular. Y que en ese momento lo vieron otras personas y lo agarraron al pibe; Y él (mi cita, Pedro) logró primero calmar a las personas que querían "lincharlo" y después se sentó a hablar con el chico. Hablaron por un rato, hasta que el pibe se quebró, se largó a llorar y le devolvió el celular. Solo con empatía y sin violencia recuperó su celular. Pedro vio una persona, donde otros solo ven un ladrón.

En algún punto de la noche salimos a caminar y nos sentamos en las escaleras de Selarón (si te vas a chapar a un carioca y claro, hay que hacerla(? en uno de los lugares más famosos de Río), nos sentamos bien cerca el unx del otrx, porque sabíamos que el chape era inminente. Fue sin prisa, disfrutando la noche, el lugar y la charla. Hasta el momento en que nos miramos e hicimos silencio en un intenso beso ... de esos besos que esperas por horas, y cuando llega, es casi magnética la sensación de querer acercarte cada vez más al cuerpo del otrx. Nos bajamos de las escaleras, y me puso contra una pared, donde los besos se combinaron con un intenso toqueteo en el que me recorrió toda ... y llegó el: ¿A dónde vamos?. Me invitó a la casa, pero ofreciendo primero mirar su facebook o algo, para no ir así de “la nada” a la casa de alguien que recién conocía. Solo minutos antes de eso nos habíamos cruzado en un bar con una alumna de él, que lo saludo super feliz de haberlo cruzado. Ese evento sumado a lo empático, y buena persona que parecía ser, me dieron la confianza de ir a su casa…

Nos tomamos un Uber, donde la seguimos... No querer, ni por un minuto, dejar de tocar a otra persona creo que es de las sensaciones más intensas que somos capaces de sentir …

En su casa no tardamos mucho en llegar a estar desnudos en su cama. Recorriendo, besando, tocando, lamiendo... Y aun recuerdo flashes de momentos muy eróticos:

Yo lo tenía en mi boca, y me acomode para ponerla entre mis tetas, y después mirarlo y ver como disfruto ese simple y espontáneo movimiento ...o que en medio de un chape, me penetro con los dedos, buscando el ritmo y la intensidad que me hiciera sentir más placer ...

En toda la noche, prácticamente, él nunca dejo de tocarme ... cuando descansabamos, dejaba sus manos en mis tetas, en mi vulva o me volvía a abrazar, enroscándose para sentir cada centímetro de mi piel.

Dormí con él, y al otro día un mañanero, abrazo en la puerta de su casa y 5 hs después ya estaba en un avión, volviendo a Bs As.

Ese día pensé que no iba a volver a verlo, pero un año y medio después volví a Río para estar con el (no flasheen comedia romántica; No me quería casar, viaje a tener 10 días de buenas charlas, buen sexo y claro: de Rio de Janeiro)

Esa segunda vuelta no resultó color de rosa, pero igual conservó el recuerdo de él con mucho cariño y deseo.


PD: solo narrar la historia me dejo a mil



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